En aquel ocaso se daban a notar un hombre y una mujer cubiertos de una delgada tela,
al ver pasar una nube
montaron en ella y volaron por los cielos todo comenzó con un beso en los labios llevándolos a un deseo de
entregar sus cuerpos a las llamas incontroladas de una hecatombe de un sentir sublime,
besando sus cuerpos tocando todos y cada uno de sus rincones sin dejar nada a la imaginación llevándolos al inframundo a que los miraran aquellas almas destrozadas con la envidia de una culpa rencorosa.
mojados con aquel néctar de los dioses de aquel monte de venus, sus labios húmedos me disponía a saborear aquellos tiernos y tibios labios.
Y COMO ES TU PECADO?
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